jueves, 29 de marzo de 2012

Mi Patagonia difícil

Pedro Dobrée
pdobree@neunet.com.ar

Nuevamente los "limericks". Esa forma de versificar tan propia del ambiente universitario inglés y que, dicen, nació en Irlanda. Pero ahora alejada de sus formas procaces tradicionales y sirviendo como vehículo para expresar cariño y nostalgia por una Patagonia en la que crecí.

Animales antiguos, guanacos y avestruz cazada,
caverna oscura, pintura rupestre, mano pintada;
por el Bajo Caracoles
pasaron millones de soles,
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

País de historias y de leyenda forjada,
de oro, indios muertos y alma salvada.
De piratas ingles
y colonos galeses,
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

Antonio Soto, “Facón Grande”, “Gorra Colorada”
en el 21, la huelga, en Santa cruz por todos votada
Y luego el coronel Varela
tiñó de sangre sus telas:
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

El agua dulce se mezcla con la de gusto salado,
en la ría del Santa Cruz, recuerdos del pasado.
Toninas pescando,
la marea bajando
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

En el puerto galpones de chapa, de pared despintada,
filas de fardos de lana esperando en la playa soleada;
para ser estibados a mano
pronto llega el “Asturiano”
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

Algas marinas y conchillas sobre la playa empedrada,
barrancas, que la ola siempre en romper está empeñada,
las gaviotas del puerto
olor a pescado muerto,
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

Mata negra, pasto coirón, olor a asado,
mañanas tempranas, nubes color rosado,
es la calandria que cantacuando la helada levanta
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

Viento frío que baja del oeste nevado,
el cañadón es refugio del aire helado;
orillando el chorrillo
siento olor a tomillo
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

Cañadón León, Tres Cerros y Piedra clavada,
Faldeos del Coyle, buenos campos de invernada
costa del río en Chicurukaike, 
Cañadón de las Vacas, Doraike,
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

Bajando del faldeo y buscando el vado
pisando las piedras, cruzando al prado
viento y perfume,
todo lo resume
mi Patagonia difícil, mi tierra amada.

martes, 6 de marzo de 2012

Los cuatro vientos

Marzo 2012
Pedro Dobrée
pdobree@neunet.com.ar

El viento del oeste es el persistente
El que baja de las laderas congeladas de las montañas
Y busca su camino por la árida estepa,
Levantando polvo.
Es el viento que oscurece las crestas blancas de las olas en la playa
Y que castiga nuestras espaldas, cuando sentados en la arena miramos jugar a las toninas.
Es el viento que se arrincona y persigue a las hojas y a los papeles,
Provocando un giro sin razón y sin fin.
Es el que dobla los árboles
Convirtiéndolos en brújulas
Que  indican siempre el levante.




El viento del norte es caliente.
Viene de los trigales de la pampa,
De las selvas misioneras
De las montañas bagualeras.
Es el viento que nos vuelve locos,
Que provoca el mal humor en los hombres y en los animales.
Es el que seca el pasto y las flores,
Convirtiéndolos en papel.
Es el que alienta las llamas de los incendios,
Hinchando a los monstruos del fuego.
El viento del este es la esperanza
La esperanza de la tierra seca
Y de las semillas que yacen bajo la superficie, esperando pacientemente el llamado.
Es la esperanza de las lagunas y de los arroyos,
De los zorros, de los horneros, de las avutardas y de los guanacos.
Es la esperanza de los hombres y de las mujeres,
Que añoran el olor de la tierra mojada,
El olor amargo de los eucaliptos luego de la lluvia.
Y la sensación de suavidad en la piel.
Porque el viento del este,
Es el que trae las tormentas eléctricas
Y acumula nubes hinchadas de agua
Es el que en ocasiones  llama a los truenos y a los relámpagos,
Y en otras a las lluvias suaves y penetrantes.
El viento del este calma los espíritus y recuerda a los hombres
Que la vida vuelve a nacer.
El viento del sur es frío,
Llega presuroso de las heladas tierras polares;
Barre a su paso las nubes
Y  habilita absolutamente la presencia del sol.
El viento sur limpia el aire de polvo,
Se cuela entre las ramas de los álamos de las viejas estancias
Y alumbra con la luna, los nidos de los pájaros
Dispersando un rumor hacia allá de las hojas
 Que inmoviliza por un instante la respiración de los hombres.
Cuando se mira hacia el sur y el viento acaricia las sienes y las mejillas,
Desaparecen los dolores de cabeza, el corazón late con mayor ritmo
Y, si es primavera,
El aire se puebla con el olor de las flores de la mata negra.