lunes, 15 de abril de 2013

Romanceadas Mapuches



Corresponden a grabaciones realizadas a miembros de la comunidad de la reserva de Aucapán, en la Pcia. del Neuquén – con excepción de la realizada a Matilde Cofián, hecha en la ciudad de Neuquén – en la década de 1980. La tarea investigativa es de César Aníbal Fernández.

Romanceada para empezar   de José Cayunao
Llegue hace un rato, por Ud. vine:
me pregunté para que me necesitarán en su casa, entonces vine.
No conocía el motivo porque me llamaban.
¿Qué me necesitarán?
Entonces vine y endenantes llegué.
¿Qué me necesitarán?

Romanceada del lucero    de Virginia Victoria Tropán
Le dice que como él es hombre que le venga a buscar.
Que le parece a ella. Que es grande su sufrir.
Le dice que es huérfana y que va ha ser para el lucero que es hombre.
Que la venga a buscar, que le dé su corazón y ella le dará el suyo.
Luego dice que ella ya es grande, que ojalá la lleve al cielo, que ella piensa mucho en él.
Entonces a las cuatro noches que ya iba a decir eso, entonces llegó el lucero.
Apareció de repente
Eran más de las doce de la noche. Llegó el hombre ese.
Era un muchacho que estaba lleno de plata y montado en un caballo alazán.
Enchapeao en plata.
Entonces en vez de conversar, como conversamos nosotros, él le vino a romancear.
Le vino a decir: vengo ahora, porque Ud. tantísimas veces me ha nombrado.
La voy a llevar con nuestro Dios.
Romanceada de la cuñada   de Luciano Huenufil
Hay una cuñada que recién ha casado con mi hermano.
Supe que había casado con mi hermano. Le dice a los suyos, por eso vine.
Yo quiero que salga a la luz mi cuñada, que me venga a armar mi cigarro.
Cuñada es buena. Por eso hoy monté a caballo;
a la madrugada monté a caballo porque mi hermano casó.
Romanceada de la señalada. de José Cayunao
Hoy día voy a entonar, voy a comer asado, vine a la señalada porque me fueron a invitar,
porque tienen animalito para cortarle la oreja. Y cuando hay una señalada yo voy.
Si hay alguna pelea, me dejan de lado: yo no entro en ningún entrevero.
No me metan en lio. Le dice a los suyos que no anduvo en otra parte,
que cuando los otros se fueron, el quedó curao y pasó el día
y ahora llega a su casa, sin saber que había una mala noticia.
Romanceada de los primos  de Felipe Rañinqueo
Los argentinos juntaban por ahí y canturreaban uno con otro.
Un grupo de esa gente querían agarrarlo al guanaco y al choique.
Entonces el guanaco encontró al choique que son primos.
El choique le contó que iba a Chile.
Ahí tiene buena gente, tiene su buena familia, no le hacen nada, no lo bolean, no lo persiguen.
Aquí hay gente muy diablo.
Tienen boleadoras, tienen lazo, tienen todo.
Mejor vamos a Chile, donde entra el sol.
Romanceada de la hija que deja su hogar para casarse de Rosa Alluelef
Vamos a ir, dice Ud., a un campo de color verde, donde vamos a pasar bien.
Ud. no más, no se preocupe: yo que puedo hacer.
Mi corazón va a doler porque nos vamos a ir, no más.
Vamos a dejar sola a mi mamá. Por eso lloro ¡Y lloro!
¡Que puedo hacer! ¡Nos vamos a ir!
Primera romanceada de amor  de José Colimán
Hermana, hermanita.
Dicen que recibió malas noticias, hermana, hermanita.
Cuando lo noticié, salí a buscar un caballo. Até mi caballo, hermana, hermanita.
Ensillé en la madrugada, galopié 12 leguas, hermanita.
Hermana, hermanita. Para simularlo, para que tenga paciencia, que no tenga mucha pena.
Hermana, hermanita. Mire mi caballo, el picaso que está atado al palenque, hermana, hermanita.
No cuesta pasar los días y pasar los meses y pasar el año hermanita.
Ahora me da la contesta si es que tiene coraje. Yo pienso volver al año.
(Entonces contesta la mujer)
Dice que vuelva no más. Yo no pienso pensar por un hombre mucho.
Y puede volver no más.
Yo le voy a dejar una esperanza buena, vuelva no más.
Romanceada de los consejos del padre al hijo casado.  de José Cayunao
Mi finado padre me decía que no ande sufriendo por otra parte.
Que venga a su casa con su compañera.
Ud. hijo perdió muchos animales. Ud. cuando era joven no se preocupó! Cuanta plata tirada!
Ahora que trae compañera tiene que cuidarla, tiene que llevarle regalo, tiene que quererla y cuidar la plata. El rogaba para que tuviera suerte.
Segunda romanceada de amor. de José Colimán
Ando caminando en campo ajeno.
Me da mucha pena cuando te miro hermanita. Me da mucha pena.
Ud. fuera pañuelo de seda la compraría.
Tal vez pudiera alcanzar la plata: como Ud. no es pañuelo de seda hermanita.
Ud. fuera una flor, lo sacaría de la mata toda. Como hermanita, Ud. no es flor.
Ud. fuera palomita, te mandaría hacer una casita. Como Ud. no es una palomita, hermanita.
Me da pena verte. Ahora me iré a mi tierra, pero me iré con pena.
Romanceada de los novios.   de Luciano Huenufil
Hoy me vine aclarando. Me dijeron que había una buena hija, por eso vine.
Hoy clareando, llegué caminando, tenía buena palabra, tenía arreglo la dama, pero después varió.
Estoy loco y loco de pensar en mi corazón, que puede ser pa mi Ud.
Aunque haya buena hija, yo no conocía este lugar. Endenantes llegué al amanecer.
Ud. me dijo que me gustaba, Ud. me gusta me dijo.
¿Y por qué ahora varió conmigo? estoy loco de pensar que va a ser pa mi usted.
Romanceada de las dos amigas  de Virginia Victoria Tropán
Le decía a la ancianita esa, pidiéndole que tantísimas veces le había dicho ya que falleció ella, porque no la llevó a ella también.
Que podían haber fallecido juntas. Que tanto se querían.
Y se lo pidió que si sabían nuestras almas, que rogara a Dios esa alma, que rogara a Dios.
Todo eso dijo. 
Romanceada de la novedad  de Luciano Huenufil
Hay una buena novedad, por eso vengo. Hay fiesta.
Vengo de lejos, al galope, y no conocía el camino.
ahora llegué acá porque somos hermanos y hay una buena noticia.
Voy a entreverarme a la fiesta.
Por eso vine en mi zaino.
Romanceada de agradecimiento  de Matilde Cofián
Yo soy huérfana y ando en la tierra argentina.
Tengo casa y campo para vivir en Chile y de aburrida salí de mi casa.
Para salvar a mis hijas de la enfermedad ando acá. Yo pasé por la muerte, pero me salvé.
Mi Dios me anda cuidando. Yo ruego todos los días y tengo cinco hijos.
Sigo rogando acá en la Argentina, para que ayude mi Dios.
En Chile lo pasaba enferma.
Yo tenía papá, mamá y hermanos, pero todas se murieron y por eso soy huérfana.
Mi marido Cornelio, tiene suerte para el trabajo. Yo ruego todos los días de rodillas.
Mis dos hijas andan trabajando afuera y yo no me encuentro bien.
Cuando estamos juntos yo estoy contenta.
Romanceada de despedida. de José Cayhunao
Ya es tarde y me tengo que ir.
Se terminó la romanceada, porque no hay luna para caminar de noche.