No soy un
gran lector de poesías, pero no por eso renuncio a disfrutar de algunas
lecturas que me emocionan profundamente.
Hay también
algunos autores que disfruto más que otros. Con los que me gustan puedo
elaborar una lista que hará sonreír a algunos de Uds. por lo absolutamente
heterogéneo de su contenido.
Entre otros me gusta leer a Manuel J. Castilla y a Jaime
Dávalos, miembros de esa fantástica generación de salteños que muchos hemos
conocido; me gusta León Felipe, R. Kipling y Félix Luna. También a Omar Kayam, que aprendí a querer por
mi padre, que sabía recitar largos versos traducidos al inglés. Y hay obras de
José Hernández, María Elena Walsh, Leopoldo Lugones y Homero Manzi, que me atraen poderosamente.
A esta lista
pertenece, con un lugar destacado, Pablo Neruda.
En un viaje
de placer con mi esposa a Chile, visitamos la ciudad de Santiago y luego fuimos
a Viña del Mar y Valparaíso.
Allí, en Chile, nos dimos un baño de Neruda, pues visitamos
sus tres casas que hoy son, cada una, museos de la obra y de las colecciones de
objetos de arte del gran autor. En la capital chilena está La Chascona; en los
faldeos de Valparaíso esta La Sebasiana, con una vista a la bahía absolutamente
fantástica, y unos kilómetros por la costa del Pacífico hacia el sur, en Isla
Negra, el Museo Isla Negra. Volvimos a casa encantados con nuestro viaje y con
nuestra memoria llena de los detalles de la excelente tarea de conservación y
atención de los visitantes que la Fundación Pablo Neruda desarrolla en los tres
lugares.
Un tiempo
después, probablemente al año siguiente, hicimos un viaje por nuestra costa patagónica
para visitar Puerto Madryn. Allí hicimos las visitas tradicionales, pues observamos
lobos y elefantes marinos en la península Valdez, caminamos con marea baja por
las playas del Golfo, tomamos te en Gaiman, recorrimos los elegantes negocios
de Madryn y visitamos Ecocentro Puerto Madryn,
de la Fundación Ecocentro, cuyo hermoso edificio se encuentra sobre la
costa alta al sur de la ciudad. Este lugar - muy recomendable por cierto,
porque está excelentemente concebido, construido y ofrecido - permite al
visitante conocer y comprender la muy variada fauna del gran Golfo Nuevo. Todo
desde los acantilados donde está construido, que resumen la magnífica costa del
mar patagónico.
Sobre la
gran pared interna de una de las salas, con letras grandes, está el poema de
Neruda “Oda a un albatros viajero”. Este es un emocionante escrito que describe
el peligroso y esforzado vuelo de un albatros, que partiendo de Nueva Zelandia,
cruza todo el Pacífico para morir en las playas chilenas. El poema termina con
un angustioso pedido por la no extinción de la especie “…Oh capitán oscuro, derrotado en mi patria, ojalá que tus alas orgullosas
sigan volando sobre la ola final, la ola de la muerte.”
Sentí gran emoción al leerlo pues es muy bello. Y
recordé a la vez a uno de las guías del museo de Isla Negra, que comentó a los
que estábamos mirando la playa pedregosa, que era allí donde Neruda había
encontrado, una mañana de frío y neblina, al cuerpo exánime del albatros, que luego le inspirara para
escribir su poema sobre el largo vuelo del animal.
Varios años después, he sentido la necesidad de
releer el poema y me puse a buscarlo. Revisé el único libro de Neruda que tengo
y no lo encontré, busqué en Internet las obras del chileno y no lo encontré. Es
que no recordaba en absoluto el nombre de la obra y sin título era imposible
ubicar la oda. Decepcionado, comencé a resignarme, cuando se me ocurrió mirar
la página del Ecocentro.
Esto ya merece un párrafo aparte: el Ecocentro de
Puerto Madryn tiene una página web muy bien concebida: muy funcional,
continuamente actualizada y con unas fotografías hermosas. Una de ellas – del
interior del edificio – muestra la pared sobre la cual está escrito el poema y
allí se puede ver, claramente, su nombre. Rápidamente puse el título en el
buscador y apareció en toda su extensión, la obra buscada.
El uso de internet tiene sus desventajas, pero hay
oportunidades que uno queda extasiado, plenamente satisfecho y agradecido a
todos aquellos que han intervenido en el mundo, para que esta magnífica
herramienta esté a nuestra disposición.
Cipolletti, Diciembre de 2013
Pedro Dobrée
pdobree@neunet.com.ar