Corresponden a grabaciones
realizadas a miembros de la comunidad de la reserva de Aucapán, en la Pcia. del
Neuquén – con excepción de la realizada a Matilde Cofián, hecha en la ciudad de
Neuquén – en la década de 1980. La tarea investigativa es de César Aníbal
Fernández.
Romanceada para empezar de José Cayunao
Llegue hace un rato, por Ud.
vine:
me pregunté para que me
necesitarán en su casa, entonces vine.
No conocía el motivo porque me
llamaban.
¿Qué me necesitarán?
Entonces vine y endenantes
llegué.
¿Qué me necesitarán?
Romanceada del
lucero de Virginia Victoria Tropán
Le
dice que como él es hombre que le venga a buscar.
Que
le parece a ella. Que es grande su sufrir.
Le
dice que es huérfana y que va ha ser para el lucero que es hombre.
Que
la venga a buscar, que le dé su corazón y ella le dará el suyo.
Luego
dice que ella ya es grande, que ojalá la lleve al cielo, que ella piensa mucho
en él.
Entonces
a las cuatro noches que ya iba a decir eso, entonces llegó el lucero.
Apareció
de repente
Eran
más de las doce de la noche. Llegó el hombre ese.
Era
un muchacho que estaba lleno de plata y montado en un caballo alazán.
Enchapeao
en plata.
Entonces
en vez de conversar, como conversamos nosotros, él le vino a romancear.
Le
vino a decir: vengo ahora, porque Ud. tantísimas veces me ha nombrado.
La
voy a llevar con nuestro Dios.
Romanceada de la cuñada de Luciano Huenufil
Hay una cuñada que recién ha
casado con mi hermano.
Supe que había casado con mi hermano.
Le dice a los suyos, por eso vine.
Yo quiero que salga a la luz mi
cuñada, que me venga a armar mi cigarro.
Cuñada es buena. Por eso hoy
monté a caballo;
a la madrugada monté a caballo porque
mi hermano casó.
Romanceada de la
señalada. de José Cayunao
Hoy día
voy a entonar, voy a comer asado, vine a la señalada porque me fueron a
invitar,
porque
tienen animalito para cortarle la oreja. Y cuando hay una señalada yo voy.
Si
hay alguna pelea, me dejan de lado: yo no entro en ningún entrevero.
No
me metan en lio. Le dice a los suyos que no anduvo en otra parte,
que
cuando los otros se fueron, el quedó curao y pasó el día
y
ahora llega a su casa, sin saber que había una mala noticia.
Romanceada de los primos de Felipe Rañinqueo
Los argentinos juntaban por ahí y
canturreaban uno con otro.
Un grupo de esa gente querían
agarrarlo al guanaco y al choique.
Entonces el guanaco encontró al
choique que son primos.
El choique le contó que iba a
Chile.
Ahí tiene buena gente, tiene su
buena familia, no le hacen nada, no lo bolean, no lo persiguen.
Aquí hay gente muy diablo.
Tienen boleadoras, tienen lazo,
tienen todo.
Mejor vamos a Chile, donde entra
el sol.
Romanceada de la
hija que deja su hogar para casarse de Rosa Alluelef
Vamos
a ir, dice Ud., a un campo de color verde, donde vamos a pasar bien.
Ud.
no más, no se preocupe: yo que puedo hacer.
Mi
corazón va a doler porque nos vamos a ir, no más.
Vamos
a dejar sola a mi mamá. Por eso lloro ¡Y lloro!
¡Que
puedo hacer! ¡Nos vamos a ir!
Primera romanceada de amor de José Colimán
Hermana, hermanita.
Dicen que recibió malas noticias,
hermana, hermanita.
Cuando lo noticié, salí a buscar
un caballo. Até mi caballo, hermana, hermanita.
Ensillé en la madrugada, galopié
12 leguas, hermanita.
Hermana, hermanita. Para
simularlo, para que tenga paciencia, que no tenga mucha pena.
Hermana, hermanita. Mire mi
caballo, el picaso que está atado al palenque, hermana, hermanita.
No cuesta pasar los días y pasar
los meses y pasar el año hermanita.
Ahora me da la contesta si es que
tiene coraje. Yo pienso volver al año.
(Entonces contesta la mujer)
Dice que vuelva no más. Yo no
pienso pensar por un hombre mucho.
Y puede volver no más.
Yo le voy a dejar una esperanza
buena, vuelva no más.
Romanceada de los
consejos del padre al hijo casado.
de José Cayunao
Mi
finado padre me decía que no ande sufriendo por otra parte.
Que
venga a su casa con su compañera.
Ud.
hijo perdió muchos animales. Ud. cuando era joven no se preocupó! Cuanta plata
tirada!
Ahora
que trae compañera tiene que cuidarla, tiene que llevarle regalo, tiene que
quererla y cuidar la plata. El rogaba para que tuviera suerte.
Segunda romanceada de amor. de José Colimán
Ando caminando en campo ajeno.
Me da mucha pena cuando te miro
hermanita. Me da mucha pena.
Ud. fuera pañuelo de seda la
compraría.
Tal vez pudiera alcanzar la
plata: como Ud. no es pañuelo de seda hermanita.
Ud. fuera una flor, lo sacaría de
la mata toda. Como hermanita, Ud. no es flor.
Ud. fuera palomita, te mandaría
hacer una casita. Como Ud. no es una palomita, hermanita.
Me da pena verte. Ahora me iré a
mi tierra, pero me iré con pena.
Romanceada de los
novios. de Luciano Huenufil
Hoy
me vine aclarando. Me dijeron que había una buena hija, por eso vine.
Hoy
clareando, llegué caminando, tenía buena palabra, tenía arreglo la dama, pero
después varió.
Estoy
loco y loco de pensar en mi corazón, que puede ser pa mi Ud.
Aunque
haya buena hija, yo no conocía este lugar. Endenantes llegué al amanecer.
Ud.
me dijo que me gustaba, Ud. me gusta me dijo.
¿Y
por qué ahora varió conmigo? estoy loco de pensar que va a ser pa mi usted.
Romanceada de las dos amigas de Virginia Victoria Tropán
Le decía a la ancianita esa,
pidiéndole que tantísimas veces le había dicho ya que falleció ella, porque no
la llevó a ella también.
Que podían haber fallecido
juntas. Que tanto se querían.
Y se lo pidió que si sabían
nuestras almas, que rogara a Dios esa alma, que rogara a Dios.
Todo eso dijo.
Romanceada de la
novedad de Luciano Huenufil
Hay
una buena novedad, por eso vengo. Hay fiesta.
Vengo
de lejos, al galope, y no conocía el camino.
ahora
llegué acá porque somos hermanos y hay una buena noticia.
Voy
a entreverarme a la fiesta.
Por
eso vine en mi zaino.
Romanceada de agradecimiento de Matilde Cofián
Yo soy huérfana y ando en la
tierra argentina.
Tengo casa y campo para vivir en
Chile y de aburrida salí de mi casa.
Para salvar a mis hijas de la
enfermedad ando acá. Yo pasé por la muerte, pero me salvé.
Mi Dios me anda cuidando. Yo
ruego todos los días y tengo cinco hijos.
Sigo rogando acá en la Argentina,
para que ayude mi Dios.
En Chile lo pasaba enferma.
Yo tenía papá, mamá y hermanos,
pero todas se murieron y por eso soy huérfana.
Mi marido Cornelio, tiene suerte
para el trabajo. Yo ruego todos los días de rodillas.
Mis dos hijas andan trabajando
afuera y yo no me encuentro bien.
Cuando estamos juntos yo estoy
contenta.
Romanceada
de despedida. de José Cayhunao
Ya
es tarde y me tengo que ir.
Se
terminó la romanceada, porque no hay luna para caminar de noche.