viernes, 27 de febrero de 2015

Un patagónico en España



“Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios.
Con una vara de mimbre,
fue a Sevilla a ver los toros…”
Romancero Gitano   -  Federico García Lorca

Para muchos de los que no tenemos ni una sola gota de sangre española en las venas, España es también la “Madre Patria”. Lo es porque hablamos su lengua, nos gustan su música y  sus bailes, admiramos a García Lorca, a Picasso, a Antonio Gades y a Serrat, la memoria de la guerra civil nos conmueve, nos encantan sus ciudades con arquitectura de vanguardia o con construcciones medievales y sentimos un gran cariño por los Manueles y las Juanas, vecinos nuestros, a quienes comprendemos cuando por momentos  extrañan mucho las tierras de sus padres o de sus abuelos.
Hace poco tiempo recorrimos algunas ciudades de este magnífico país y aún tengo fresco en mi memoria las impresiones que me ha provocado el corto pero intenso viaje.
Desembarcamos en Madrid luego de cerca de 12 horas de vuelo desde Buenos Aires. Desde allí y con un automóvil alquilado recorrimos Córdoba, Granada, Valencia y Barcelona.
Aunque las impresiones son muchas, para no abusar de la paciencia de mis lectores me he de detener solo en dos, aunque luego haré mención de algunos detalles más.
La primera tiene que ver con la gastronomía. España, descubrimos, es el país de la comida. A cualquier hora se pueden obtener alimentos de gran calidad, con unas porciones siempre generosas y si hay empeño en buscar, a precios compatibles con los ingresos de nuestra clase media.
La lista de los sinónimos con que los españoles denominan las casas donde se ofrecen platos de todo tipo, es extraordinariamente larga y es un síntoma de lo que quiero expresar. Comienza por bar y confitería, pero luego sigue por tasca, fonda, café, mesón, taberna, taller de tapas, bracería, bodegón, pizzería, cervecería, restaurante y pastelería.
Y a la hora que Ud. se le ocurra, podrá comer pastas, chorizos, jamón, huevos revueltos duros y fritos, berenjenas, papas, verduras de hojas verdes, cebollas y zanahorias, carnes de cerdo,  de pollo y de pavo o de vaca (buey) o de cordero, quesos, pan, manzanas, cítricos, melones, sandías, mariscos de todo tamaño y color, pescados grandes como el atún y el bonito o pequeños como los boquerones y las sardinas. Y todo esto frito, hervido, al horno, a las brasas, saltado o simplemente crudo. Todo regado con buenos vinos y cervezas, pues se consumen absolutamente miles y miles de litros por día.
Hemos visto grandes extensiones dedicadas al cultivo del trigo y otros cereales, de pasturas para ovinos, porcinos y bovinos. En la región de Andalucía, enormes cantidades de hectáreas con olivares y en cercanías a los poblados, un intenso olor a aceitunas, porque era época de cosecha.  Entre Granada, Valencia y Barcelona, se ven desde la calzada montes interminables de naranjos, que inundan el paisaje con los colores de sus hojas y de sus frutas.
El segundo gran tema son las rutas y las vías de comunicación en general. El país está cruzado desde todos los rincones por autovías y carreteras nacionales. Todas en excelente estado, lo que supone una gran inversión pública y luego una presupuestación adecuada y un trabajo muy bien administrado del mantenimiento de las calzadas y de la señalización horizontal y vertical. Esta última fue concebida de tal forma, que es prácticamente imposible no llegar sano y salvo a destino. Los GPS que tanto usamos hoy, son en general innecesarios.
En las calles urbanas se observa también una gran preocupación por las inversiones y el mantenimiento. Semáforos, cartelería y calzada son  excelentemente mantenidas y hay detalles que llaman la atención, como las tachas que en Granada cruzan la calle y prenden luces rojas cuando el semáforo está impidiendo el paso o las cunetas, confeccionadas por un material resistente pero a su vez de superficie suave, que facilita la limpieza y el escurrimiento de las agua pluviales.
En Barcelona y en Madrid utilizamos intensamente los sistemas de transporte subterráneo. Son cómodos, funcionan a horario y su limpieza – tanto de vagones,  como de estaciones – es impecable.
Otra oportunidad de percibir buenos servicios, es el ferrocarril denominado AVE (Alta Velocidad Española). Anduvimos desde Barcelona hasta Madrid en vagones muy cómodos, con una muy agradable calefacción, pues afuera en tramos largos había 20 cms. de nieve; viajamos en completo silencio a una velocidad de 300 kms. por hora. Hicimos los aproximadamente 600 kms. en 2 horas y cuarto, sin descontar los minutos de una parada en Zaragoza. Viajamos en Primera Clase, con los diarios del día y un desayuno a la altura de los mejores hoteles, todo incluido en el precio del pasaje, que no es bajo.
Para terminar este tema de comunicaciones menciono los aeropuertos de Madrid y de Barcelona. No hemos conocido otros, pero para muestra basta un botón. Son cómodos, funcionales, concebidos estéticamente, muy limpios y grandes.
Y ahora, algunos comentarios más.
En primer lugar, el peso de la historia. Valorada por los españoles y ofrecida a los turistas, tiene una importancia central.  Obviamente visitamos la Alhambra en Granada y la Mezquita en Córdoba y en esta ciudad caminé por la Judería que es muy atractiva. En la Mezquita entran paradas tantas personas como en la cancha de River Plate.
Caminando por la hermosa rivera del Guadalquivir, la Ronda de Isasa, entré a una librería y me recomendaron dos libros que me permitieran comprender mejor la influencia judía e islámica en la cultura española (“La Revolución Islámica en Occidente” de I. Olague y una biografía de Maimónides). Los estoy leyendo actualmente con gran entusiasmo.
En segundo lugar, la presencia de Argentina en las conversaciones españolas. Simeone y Messi son personajes de gran relevancia y en el centro de Barcelona, en cada cuadra, se observa cada 20 a 30 metros y en los escaparates de los negocios, la cara de Lionel en remeras, jarros de cerámica, caricaturas,  postales, etc. Lamentablemente también es noticia la denuncia de Nisman y su trágica muerte.
En tercer lugar la limpieza. Las calles, los baños públicos, las aceras  y todo lugar en donde se pueda transitar, están impecables. Detrás de la Mezquita cordobesa y antes de cruzar el Guadalquivir, hay una plaza enlosada. Parece estar bajo la responsabilidad de una prolija ama de casa, que lo considera parte de su propio hogar. Y así el resto de estos lugares.

Y en cuarto y último lugar, el ambiente cultural.  Los españoles conforman un grupo humano muy interesante. Son alegres, expresivos y amigables, a pesar de la crisis que algunos afirman que está cediendo. Y su cultura, que tiene poco que ver con los chistes en Argentina de gallegos, es una mezcla maravillosa de música flamenca y celta, de tradiciones poéticas como las de Machado y García Lorca, con la pintura de Picasso y de Goya y la literatura de Cervantes y de Pérez-Reverte, con la discusión política de firmes convicciones ideológicas, con la industria editorial, con un periodismo de protagonismo mundial como la de los periódicos La Vanguardia y El País y con las escuelas de diseño de Barcelona y de Madrid.
pdobree@neunet.com.ar

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