“Antonio
Torres Heredia,
hijo y
nieto de Camborios.
Con
una vara de mimbre,
fue a
Sevilla a ver los toros…”
Romancero
Gitano - Federico
García Lorca
Para muchos de los que no tenemos ni una sola gota de sangre
española en las venas, España es también la “Madre Patria”. Lo es porque
hablamos su lengua, nos gustan su música y
sus bailes, admiramos a García Lorca, a Picasso, a Antonio Gades y a
Serrat, la memoria de la guerra civil nos conmueve, nos encantan sus ciudades
con arquitectura de vanguardia o con construcciones medievales y sentimos un
gran cariño por los Manueles y las Juanas, vecinos nuestros, a quienes comprendemos
cuando por momentos extrañan mucho las
tierras de sus padres o de sus abuelos.
Hace poco tiempo recorrimos algunas ciudades de este
magnífico país y aún tengo fresco en mi memoria las impresiones que me ha
provocado el corto pero intenso viaje.
Desembarcamos en Madrid luego de cerca de 12 horas de vuelo
desde Buenos Aires. Desde allí y con un automóvil alquilado recorrimos Córdoba,
Granada, Valencia y Barcelona.
Aunque las impresiones son muchas, para no abusar de la
paciencia de mis lectores me he de detener solo en dos, aunque luego haré
mención de algunos detalles más.
La primera
tiene que ver con la gastronomía. España, descubrimos, es el país de la comida.
A cualquier hora se pueden obtener alimentos de gran calidad, con unas porciones
siempre generosas y si hay empeño en buscar, a precios compatibles con los
ingresos de nuestra clase media.
La lista de los sinónimos con que los españoles denominan las
casas donde se ofrecen platos de todo tipo, es extraordinariamente larga y es
un síntoma de lo que quiero expresar. Comienza por bar y confitería, pero luego
sigue por tasca, fonda, café, mesón, taberna, taller de tapas, bracería, bodegón,
pizzería, cervecería, restaurante y pastelería.
Y a la hora que Ud. se le ocurra, podrá comer pastas,
chorizos, jamón, huevos revueltos duros y fritos, berenjenas, papas, verduras
de hojas verdes, cebollas y zanahorias, carnes de cerdo, de pollo y de pavo o de vaca (buey) o de
cordero, quesos, pan, manzanas, cítricos, melones, sandías, mariscos de todo
tamaño y color, pescados grandes como el atún y el bonito o pequeños como los
boquerones y las sardinas. Y todo esto frito, hervido, al horno, a las brasas,
saltado o simplemente crudo. Todo regado con buenos vinos y cervezas, pues se
consumen absolutamente miles y miles de litros por día.
Hemos visto grandes extensiones dedicadas al cultivo del
trigo y otros cereales, de pasturas para ovinos, porcinos y bovinos. En la
región de Andalucía, enormes cantidades de hectáreas con olivares y en
cercanías a los poblados, un intenso olor a aceitunas, porque era época de
cosecha. Entre Granada, Valencia y
Barcelona, se ven desde la calzada montes interminables de naranjos, que
inundan el paisaje con los colores de sus hojas y de sus frutas.
El segundo gran tema son las rutas y las vías de comunicación
en general. El país está cruzado desde todos los rincones por autovías y carreteras
nacionales. Todas en excelente estado, lo que supone una gran inversión pública
y luego una presupuestación adecuada y un trabajo muy bien administrado del
mantenimiento de las calzadas y de la señalización horizontal y vertical. Esta
última fue concebida de tal forma, que es prácticamente imposible no llegar
sano y salvo a destino. Los GPS que tanto usamos hoy, son en general
innecesarios.
En las calles urbanas se observa también una gran
preocupación por las inversiones y el mantenimiento. Semáforos, cartelería y
calzada son excelentemente mantenidas y
hay detalles que llaman la atención, como las tachas que en Granada cruzan la
calle y prenden luces rojas cuando el semáforo está impidiendo el paso o las cunetas,
confeccionadas por un material resistente pero a su vez de superficie suave,
que facilita la limpieza y el escurrimiento de las agua pluviales.
En Barcelona y en Madrid utilizamos intensamente los sistemas
de transporte subterráneo. Son cómodos, funcionan a horario y su limpieza –
tanto de vagones, como de estaciones –
es impecable.
Otra oportunidad de percibir buenos servicios, es el
ferrocarril denominado AVE (Alta Velocidad Española). Anduvimos desde Barcelona
hasta Madrid en vagones muy cómodos, con una muy agradable calefacción, pues
afuera en tramos largos había 20 cms. de nieve; viajamos en completo silencio a
una velocidad de 300 kms. por hora. Hicimos los aproximadamente 600 kms. en 2
horas y cuarto, sin descontar los minutos de una parada en Zaragoza. Viajamos en
Primera Clase, con los diarios del día y un desayuno a la altura de los mejores
hoteles, todo incluido en el precio del pasaje, que no es bajo.
Para terminar este tema de comunicaciones menciono los
aeropuertos de Madrid y de Barcelona. No hemos conocido otros, pero para
muestra basta un botón. Son cómodos, funcionales, concebidos estéticamente, muy
limpios y grandes.
Y ahora, algunos comentarios más.
En primer lugar, el peso de la historia. Valorada por los
españoles y ofrecida a los turistas, tiene una importancia central. Obviamente visitamos la Alhambra en Granada y
la Mezquita en Córdoba y en esta ciudad caminé por la Judería que es muy
atractiva. En la Mezquita entran paradas tantas personas como en la cancha de
River Plate.
Caminando por la hermosa rivera del Guadalquivir, la Ronda de
Isasa, entré a una librería y me recomendaron dos libros que me permitieran
comprender mejor la influencia judía e islámica en la cultura española (“La
Revolución Islámica en Occidente” de I. Olague y una biografía de Maimónides).
Los estoy leyendo actualmente con gran entusiasmo.
En segundo lugar, la presencia de Argentina en las
conversaciones españolas. Simeone y Messi son personajes de gran relevancia y
en el centro de Barcelona, en cada cuadra, se observa cada 20 a 30 metros y en
los escaparates de los negocios, la cara de Lionel en remeras, jarros de
cerámica, caricaturas, postales, etc.
Lamentablemente también es noticia la denuncia de Nisman y su trágica muerte.
En tercer lugar la limpieza. Las calles, los baños públicos,
las aceras y todo lugar en donde se
pueda transitar, están impecables. Detrás de la Mezquita cordobesa y antes de
cruzar el Guadalquivir, hay una plaza enlosada. Parece estar bajo la
responsabilidad de una prolija ama de casa, que lo considera parte de su propio
hogar. Y así el resto de estos lugares.
Y en cuarto y último lugar, el ambiente cultural. Los españoles conforman un grupo humano muy
interesante. Son alegres, expresivos y amigables, a pesar de la crisis que algunos
afirman que está cediendo. Y su cultura, que tiene poco que ver con los chistes
en Argentina de gallegos, es una mezcla maravillosa de música flamenca y celta,
de tradiciones poéticas como las de Machado y García Lorca, con la pintura de
Picasso y de Goya y la literatura de Cervantes y de Pérez-Reverte, con la
discusión política de firmes convicciones ideológicas, con la industria
editorial, con un periodismo de protagonismo mundial como la de los periódicos
La Vanguardia y El País y con las escuelas de diseño de Barcelona y de Madrid.
pdobree@neunet.com.ar
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