miércoles, 25 de diciembre de 2013

Fabulosa Internet

No soy un gran lector de poesías, pero no por eso renuncio a disfrutar de algunas lecturas que me emocionan profundamente.

Hay también algunos autores que disfruto más que otros. Con los que me gustan puedo elaborar una lista que hará sonreír a algunos de Uds. por lo absolutamente heterogéneo de su contenido.

Entre otros me gusta leer a Manuel J. Castilla y a Jaime Dávalos, miembros de esa fantástica generación de salteños que muchos hemos conocido; me gusta León Felipe, R. Kipling y Félix Luna.  También a Omar Kayam, que aprendí a querer por mi padre, que sabía recitar largos versos traducidos al inglés. Y hay obras de José Hernández, María Elena Walsh, Leopoldo Lugones y Homero Manzi,  que me atraen poderosamente.

A esta lista pertenece, con un lugar destacado, Pablo Neruda.

En un viaje de placer con mi esposa a Chile, visitamos la ciudad de Santiago y luego fuimos a Viña del Mar y Valparaíso.

Allí, en Chile, nos dimos un baño de Neruda, pues visitamos sus tres casas que hoy son, cada una, museos de la obra y de las colecciones de objetos de arte del gran autor. En la capital chilena está La Chascona; en los faldeos de Valparaíso esta La Sebasiana, con una vista a la bahía absolutamente fantástica, y unos kilómetros por la costa del Pacífico hacia el sur, en Isla Negra, el Museo Isla Negra. Volvimos a casa encantados con nuestro viaje y con nuestra memoria llena de los detalles de la excelente tarea de conservación y atención de los visitantes que la Fundación Pablo Neruda desarrolla en los tres lugares.

Un tiempo después, probablemente al año siguiente, hicimos un viaje por nuestra costa patagónica para visitar Puerto Madryn. Allí hicimos las visitas tradicionales, pues observamos lobos y elefantes marinos en la península Valdez, caminamos con marea baja por las playas del Golfo, tomamos te en Gaiman, recorrimos los elegantes negocios de Madryn y visitamos Ecocentro Puerto Madryn,  de la Fundación Ecocentro, cuyo hermoso edificio se encuentra sobre la costa alta al sur de la ciudad. Este lugar - muy recomendable por cierto, porque está excelentemente concebido, construido y ofrecido - permite al visitante conocer y comprender la muy variada fauna del gran Golfo Nuevo. Todo desde los acantilados donde está construido, que resumen la magnífica costa del mar patagónico.

Sobre la gran pared interna de una de las salas, con letras grandes, está el poema de Neruda “Oda a un albatros viajero”. Este es un emocionante escrito que describe el peligroso y esforzado vuelo de un albatros, que partiendo de Nueva Zelandia, cruza todo el Pacífico para morir en las playas chilenas. El poema termina con un angustioso pedido por la no extinción de la especie “…Oh capitán oscuro, derrotado en mi patria, ojalá que tus alas orgullosas sigan volando sobre la ola final, la ola de la muerte.”

Sentí gran emoción al leerlo pues es muy bello. Y recordé a la vez a uno de las guías del museo de Isla Negra, que comentó a los que estábamos mirando la playa pedregosa, que era allí donde Neruda había encontrado, una mañana de frío y neblina, al cuerpo exánime  del albatros, que luego le inspirara para escribir su poema sobre el largo vuelo del animal.

Varios años después, he sentido la necesidad de releer el poema y me puse a buscarlo. Revisé el único libro de Neruda que tengo y no lo encontré, busqué en Internet las obras del chileno y no lo encontré. Es que no recordaba en absoluto el nombre de la obra y sin título era imposible ubicar la oda. Decepcionado, comencé a resignarme, cuando se me ocurrió mirar la página del Ecocentro.

Esto ya merece un párrafo aparte: el Ecocentro de Puerto Madryn tiene una página web muy bien concebida: muy funcional, continuamente actualizada y con unas fotografías hermosas. Una de ellas – del interior del edificio – muestra la pared sobre la cual está escrito el poema y allí se puede ver, claramente, su nombre. Rápidamente puse el título en el buscador y apareció en toda su extensión, la obra buscada.

El uso de internet tiene sus desventajas, pero hay oportunidades que uno queda extasiado, plenamente satisfecho y agradecido a todos aquellos que han intervenido en el mundo, para que esta magnífica herramienta esté a nuestra disposición.

Cipolletti, Diciembre de 2013

Pedro Dobrée
pdobree@neunet.com.ar


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